Nuestro recetario está pensado para poder ofreceros multitud de usos con las que se puede usar las gaseosas y sodas de toda la vida. Esos sobrecitos con los que nuestras abuelas cocinaban sus ricos bizcochos y sus magdalenas esponjosas. Algunas también nos las preparaban con un vaso de agua cuando nos quejábamos de dolor de barriga y nos sentaban de maravilla. Hoy aprovechamos para contaros algo más sobre el producto en sí.

Las Sodas y Gaseosas El Tigre están en el mercado desde 1915, ya más de 100 años presentes en los hogares de muchos de nosotros. Han ido pasando de generación en generación y tal es su éxito que así seguirá siendo como mínimo 100 años más. Pero ¿cuál es su secreto?

En nuestro caso las materias primas que componen la gaseosas son de máxima calidad, provienen de España y Europa garantizando así la pureza más alta del producto. ¿y que materias primas son esas? Principalmente, el bicarbonato y el ácido cítrico.

El bicarbonato es nuestro ingrediente principal y proviene de Torrelavega en Santander. El ácido cítrico nos llega desde Europa. Ambos productos pasan los controles de sanidad más estrictos y son lo más puros que podemos encontrar en el mercado. Juntos consiguen la efervescencia y la obtención de burbujas de aire que hacen esponjar las masas de repostería desde hace muchos años atrás.

Otra de los factores que han llevado a la marca El Tigre al éxito es el envase. La decisión de envasar en sobre separados cada producto nos permite no tener que contar con otros aditivos que serían necesarios si lo envasáramos en un mismo sobre ya que al estar junto, el producto se apelmazaría. Cuanto menos aditivos, mejor para nuestras recetas.

El bicarbonato ha sido utilizado desde antaño como un ingrediente en multitud de remedios caseros para evitar ciertas dolencias pero no solo eso sino que además tiene muchos usos en la limpieza del hogar. Y tu, ¿cómo usas el bicarbonato?

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El tomate contiene ácidos cítrico y málico, responsables de brindarle su sabor y acidez característica. A pesar de sus muchas excelentes propiedades para nuestra dieta, las salsas que elaboramos con tomate suelen provocar acidez. El tipo de tomate influye en gran manera,  algunas variedades tienen un grado de acidez más bajo que otras.

Lo ideal sería retirar todas las semillas pero, es una lata, pierdes mucho tiempo y sabemos que nunca nos sobra…y si por el contrario, tienes esa buena costumbre, pero hoy se te ha olvidado o no tienes tiempo suficiente, el tigre nos ha contado un secreto y queremos compartirlo contigo.

Basta con añadir una cucharadita de bicarbonato “El Tigre” para eliminar la acidez del tomate. Nuestro estómago contiene ácido clorhídrico, el encargado de descomponer los alimentos y obtener los nutrientes y desechos. Este es el proceso digestivo normal y que finaliza en la digestión. Sin embargo, en este proceso y con el revestimiento protector del estómago que evita la filtración de los ácidos, puede colarse alguno hacia el esófago y llegar hasta la garganta. Entonces es cuando se produce la “regurgitación ácida”, también conocido como gastritis que, si se mantiene mucho tiempo puede derivar en una úlcera o lesión estomacal grave.

Una simple acidez estomacal puede ser debida a varias patologías, sin embargo, el factor común, a menudo, es la alimentación. El tomate, entre otros productos… ¡es el que se lleva la palma!

 El tomate,  considerado tanto fruta como hortaliza, forma parte integrante de las dietas en todo el mundo y especialmente en la mediterránea. Le proporciona un gran impulso a nuestra salud, con un gran número de antioxidantes (se han demostrado eficientes para combatir las diferentes formas del cáncer), y una fuente de vitaminas y minerales. Además, ejerce un efecto protector contra las enfermedades cardiovasculares, mejora las infecciones del tracto urinario y previene la hipertensión.

Intenta, siempre que sea posible, comprar tomates que hayan madurado al sol y sin haber pasado por invernaderos. Su color y textura es diferente. Además, su aroma es mucho más intenso cuando ha madurado de forma natural. ¿Lo has notado?

También te proponemos un par de ideas para que no tengas que evitar su uso en tus platos favoritos:

Una fórmula para evitar la acidez en la salsa de tomate es pelar los tomates antes de triturarlos, ¡sin duda merece la pena! Pon agua a hervir en un cazo y prepara otro con agua helada. Lava los tomates y con un cuchillo hazles una hendidura para quitarles el pedículo. Sumerge los tomates en el agua hirviendo unos 40 segundos e inmediatamente y transcurrido este tiempo los pasas al agua helada para frenar la cocción y enfriarlos. Escurre bien. Procede a pelarlos y seguidamente ya puedes triturar.

A continuación, añade una cucharadita de bicarbonato sódico El Tigre a la mezcla de tomate y aceite y cuece a fuego muy lento.

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¡Y listo! Hemos utilizado ingredientes naturales y sanos, evitando productos envasados que, a menudo, vienen cargados de conservantes, colorante y aditivos. Si no tienes mucho tiempo, puedes hacer más cantidad y congelarlo en pequeños botes herméticos de cristal. De esta forma, siempre tendrás a mano “tu salsa de tomate casera”.

 

mojito

Un trifinio, aunque pueda parecer el nombre de un cóctel, es un punto geográfico donde se juntan las fronteras terrestres de tres países. Pese al nombre raro, no se trata de algo inusual, de hecho China tiene 14 y Rusia 12, y en el mundo se intuye que hay algo más de 150, pero es un buen punto de partida para hablar del mojito. En la ciudad uruguaya de Bella Unión se forma una de estas triples fronteras, es más, recibe este nombre porque es el lugar donde se encuentran el río Cuareim y el río Uruguay, en la frontera de este país con sus vecinos brasileños y argentinos.

En esta pequeña localidad, que forma parte del departamento que lleva el nombre de uno de los mayores héroes nacionales del país (Artigas), llegó al mundo, en algún momento a mediados del siglo XVI, un corsario llamado Silvio Suárez Díaz, que no sabemos qué tal era con la espada ni cómo manejaba el timón, pero que por lo que cuentan, fue el primero que preparó la versión inicial del cóctel que reina las fiestas estivales y que hoy conocemos como mojito.

A finales del s. XVI y en alta mar, cualquier problema te tortura. Muchas fueron las tripulaciones que se echaron a perder por la calma chicha, que es esa otra quietud, la que no cura la fatiga, la que no abre espacios a la meditación, la que desespera. Y en esa época, mal que nos pese, todavía no podíamos ofrecer una gaseosilla El Tigre a estos amables caballeros, así que el pirata bellaunionense se las apañó para repartir a sus hombres un brebaje a base de aguardiente diluido en un poco de agua, algo de limón para combatir el escorbuto, unas hierbas aromáticas, tipo menta, y el toque dulce del azúcar que ayudaba a digerir la pócima.

Pero fue otro pirata, Francis Draque, que se labró algo más de fama, quien lo acabó popularizando hasta bautizarlo como ‘Draquecito‘. Un siglo después, con la producción de ron mejor refinado y tras haber conseguido una mayor calidad, este sustituyó al aguardiente.

Luego ya llegó lo de Cuba, Ernest Hemingway y la leyenda de La Bodeguita del Medio, pero eso es otro cantar. También con los años y la moda llegaron las distintas versiones; con fresa, con coco, que si con un poco de vodka, ahora lo quiero light, etc. Lo que no cambia nunca es lo de añadir soda, y por si no lo sabías, con las nuestras sabe mucho mejor. Prueba a preparar este cóctel con un sobrecillo de gaseosa El Tigre, ¡verás cuántas burbujas!

Muchos profesionales de la medicina ven en el bicarbonato de sodio, un complemento para muchos de nuestros tratamientos, una panacea muy asequible y práctica.

Todos sabemos que tomar un poco de bicarbonato, disuelto en agua, es el mejor remedio para ayudarnos en la digestión. Después de una comida copiosa, o de comer determinados alimentos, es bastante habitual sentir acidez y un malestar que podemos evitar tomando este compuesto que descompone las grasas y neutraliza el exceso de ácido.

Sin embargo, ¿qué sucede cuando, además, esta comida está elaborada con legumbres?

Las legumbres son ricas en proteínas, hidratos de carbono, fibra, vitaminas y minerales. Tienen un índice muy bajo en glucemia y un promedio de 300 calorías por cada 100 gramos, lo que convierte este plato en alimento altamente nutritivo. Pero, a pesar de todos los beneficios, a menudo es responsable de provocarnos hinchazón abdominal y gases. En ocasiones optamos por eliminarlos de nuestra dieta y es un grave error.

¿Cómo podemos evitar esta molestia?

El problema son los oligosacáridos, moléculas que no se digieren normalmente, se quedan acumuladas en el intestino grueso donde fermentan por las bacterias depositadas en el mismo (lo que hace que se sume el olor pestilente).

El truco más antiguo y a la vez más efectivo, es añadir una cucharada de bicarbonato “El Tigre” al agua de cocción y antes de incorporar las legumbres. Además, también ayudará a que la cocción sea más rápida.

Se han acabado esas situaciones incómodas después de un buen plato de judías pintas o garbanzos…

¡Pruébalo y ya nos contarás!