Muchos profesionales de la medicina ven en el bicarbonato de sodio, un complemento para muchos de nuestros tratamientos, una panacea muy asequible y práctica.
Todos sabemos que tomar un poco de bicarbonato, disuelto en agua, es el mejor remedio para ayudarnos en la digestión. Después de una comida copiosa, o de comer determinados alimentos, es bastante habitual sentir acidez y un malestar que podemos evitar tomando este compuesto que descompone las grasas y neutraliza el exceso de ácido.
Sin embargo, ¿qué sucede cuando, además, esta comida está elaborada con legumbres?
Las legumbres son ricas en proteínas, hidratos de carbono, fibra, vitaminas y minerales. Tienen un índice muy bajo en glucemia y un promedio de 300 calorías por cada 100 gramos, lo que convierte este plato en alimento altamente nutritivo. Pero, a pesar de todos los beneficios, a menudo es responsable de provocarnos hinchazón abdominal y gases. En ocasiones optamos por eliminarlos de nuestra dieta y es un grave error.
¿Cómo podemos evitar esta molestia?
El problema son los oligosacáridos, moléculas que no se digieren normalmente, se quedan acumuladas en el intestino grueso donde fermentan por las bacterias depositadas en el mismo (lo que hace que se sume el olor pestilente).
El truco más antiguo y a la vez más efectivo, es añadir una cucharada de bicarbonato “El Tigre” al agua de cocción y antes de incorporar las legumbres. Además, también ayudará a que la cocción sea más rápida.
Se han acabado esas situaciones incómodas después de un buen plato de judías pintas o garbanzos…
¡Pruébalo y ya nos contarás!